Ser maestro
Ser maestro es un acto de fe,
fe en la posibilidad de cambiar el mundo educando,
fe en el individuo, fe en la supremacía de la riqueza
intelectual.
Ser maestro es un acto de amor,
porque la entrega de uno mismo está implícita en la
tarea,
porque se da a manos llenas sin esperar retribución.
Ser maestro es ser un soñador,
creer, más allá de ésta época frívola y escéptica-en
el espíritu del hombre.
Y creer que
algún día, al final del camino,
podemos entregarle esa antorcha a un discípulo, otro
soñador.
Esta es la misión más difícil de un maestro del siglo
XX:
enseñar que es posible ir contra la corriente, pensar
en el otro, trabajar para mejorar…
Enseñar que la ética y la fidelidad a los ideales no
han pasado de moda,
que enaltecen al hombre.
Enseñar que el arte enriquece el espíritu humano de un
modo inviolable,
que nada ni nadie podrá quitarnos jamás.
Enseñar que la tierra nos ha sido prestada,
que mañana debemos entregarla a nuestros hijos y
a sus hijos,
que el futuro debe prevalecer sobre lo inmediato.
Porque, a pesar de la corrupción, de la violencia, del
desmedido interés individual,
alguien –entre todas las opciones vitales- es capaz de
elegir ésta… “ENSEÑAR”
Excelente!!! Claudia; un hermoso trabajo. A todos los que con orgullo portamos el título docente FELICIDADES!!!
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